La llegada del solsticio trae una multitud de festejos y rituales asociados a la fertilidad de la tierra, la cosecha y la idea de renovación.
Ese aparente quedarse quieto del sol antes de invertir su trayectoria —sol sistere—, no solo marca el cambio de estación y duración de los días y noches, es un momento de renacimiento y celebración para muchas culturas del uno al otro confín.
Es por eso que las Naciones Unidas reconocen el 21 de junio como Día Internacional de la Celebración del Solsticio. Eso alentó a los países a practicar y revitalizar sus tradiciones y costumbres en sus diferentes manifestaciones.
El fuego juega un papel central en este tipo de celebraciones y ritos ancestrales que conjugan cultura y naturaleza. Su inmenso simbolismo engloba todo lo que cabe en esta fecha; y es a la vez un elemento integrador que ayuda a fortalecer vínculos entre las personas y los pueblos.
Con todo, muchos de los ritos del fuego han ido perdiendo su carácter trascendente; las tradicionales fogatas de brasas ardientes se han ido apagando lentamente. Eso dio paso a fuegos cada vez más destructivos que se expanden sin control por cada rincón de la Tierra.
Dicen que el fuego es la síntesis de los opuestos, es a la vez destrucción y renovación, cambio y continuidad; es unidad y pluralidad, y como tal, es también una síntesis del contexto. Su poder transformador ha moldeado paisajes y territorios en casi todo el planeta.
Los incendios devastadores que hoy vemos son el resultado de las dinámicas socioeconómicas y culturales que tienen que ver con nuestro uso y manejo del fuego y de la tierra a lo largo de la historia.
Los cambios que hemos generado en el clima y en los ecosistemas están alimentando incendios voraces; un ejemplo son los que llevan ardiendo semanas en gran parte de Canadá; más de cinco millones de hectáreas calcinadas antes del inicio del verano, con meses más cálidos y secos por delante. Un panorama que solo tiende a empeorar. Los eventos de incendios extremos se volverán un 50% más frecuentes para fines de siglo, según un informe de Naciones Unidas (UNEP, 2022).
A medida que aumenta la preocupación por la amenaza creciente que presentan los incendios forestales a nivel mundial, aumentan también los esfuerzos que buscan dar soluciones a este problema.
El mes pasado, durante la Octava Conferencia Internacional de Incendios Forestales Wildfire 2023, la comunidad técnica y científica propuso un nuevo Marco de Gobernanza. Se basa en directrices, metas y propuestas de acción; buscan que los países gestionen mejor el riesgo de incendios y reducir las pérdidas e impactos negativos en el medioambiente y la sociedad.
En este sentido, busca marcar un cambio de acciones sectoriales predominantemente centradas en el estado y la respuesta, hacia el manejo integrado del fuego en el paisaje.
Esto implica abordar de manera holística todas las interacciones ecológicas, ambientales, sociales, económicas y políticas vinculadas al riesgo de incendios, con soluciones de alcance más amplio y transversal y responsabilidades que involucren a la diversidad de actores sociales, institucionales y políticos, basadas en la inclusión de las comunidades locales, teniendo en cuenta sus necesidades y formas ancestrales de interactuar con el fuego y vivir de la tierra.
En definitiva, para reducir los riesgos y daños de los incendios tenemos que modificar el contexto en el que ocurren. Gestionar el riesgo de incendios involucra mejorar la gestión del territorio; invertir en opciones que contribuyan al manejo sostenible de los bosques y la tierra, fomenten la bioeconomía y mejoren los medios de vida rurales, cambiar comportamientos y prácticas para prevenir la propagación descontrolada del fuego, promoviendo técnicas basadas en evidencia científica y condiciones más seguras para su uso y manejo. No se trata de emprender un proyecto aislado que requiere inversiones millonarias, pues muchas de las cosas que hay que hacer deben hacerse de todas formas si queremos alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible. La noción cíclica de la naturaleza evoca hoy la necesidad de renovar la voluntad política y el compromiso colectivo que conlleva reconstruir nuestra convivencia con el fuego, de ello depende el porvenir que nos estamos jugando.
Verónica Ibarnegaray Sanabria es directora de Proyectos de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN).
Fuente: https://www.la-razon.com/columnistas/2023/06/21/nocion-de-solsticio/
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