Estas cifras de agosto de 2024 están cerca de igualar a las de todo 2023, cuando, según el Ministerio de Medio Ambiente y Agua, se quemaron 3,5 millones de hectáreas en todo el país, de las cuales cerca del 40% eran bosques y el resto, pastizales, áreas de producción para ganado y cultivos de soja, trigo y otros.
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Si bien calcular las pérdidas económicas de manera precisa es imposible, debido a que seguimos en emergencia, queda claro que las pérdidas son irreparables. Los esfuerzos de las diversas instancias gubernamentales, no gubernamentales, instituciones y sociedad civil, no han sido suficientes para controlar la adversidad.
En medio de esta situación de emergencia se encuentran las comunidades indígenas y campesinas, cuyos medios de vida están vinculados al bosque. Son diversos los actores que participan de manera activa en el combate contra el fuego en comunidades, por lo general son los hombres que se movilizan como bomberos voluntarios y salen a combatir en primera línea, son ellos quienes son captados por las imágenes que muestran el estado de emergencia durante el fuego, sin embargo, hay mujeres que sostienen y acompañan estas situaciones críticas desde un lugar asignado social y culturalmente, ellas en las comunidades asumen la responsabilidad de cuidar a sus familias y de proveer alimentos, en muchos casos, en ausencia de las autoridades asumen responsabilidades comunitarias. Asimismo, sea que asumen el rol de preparar los alimentos para las diferentes cuadrillas, se encargan de la logística o del cuidado de la salud, por lo general, no son vistas y muy rara vez aparecen en las imágenes.
Existen otras mujeres, aunque pocas, que acompañan a las brigadas como bomberas voluntarias y avanzan junto a los hombres combatiendo el fuego, la motivación de estas mujeres se centra en atender lo urgente ya que su hogar está constantemente amenazado por el fuego; otras mujeres son nombradas como líderes de brigada, cuya función es ser portavoz de la emergencia con las autoridades e instituciones, pues la presencia y el pedido de apoyo de una mujer no pueden ser negados.
Todas estas mujeres invisibilizadas, tanto en la imagen como en la narrativa del manejo de situaciones de emergencia, en medio del fuego y la devastación, realizan labores que trascienden las tareas de apoyo logístico, combate contra el fuego y ser portavoz, para convertirse en la representación de la fortaleza, expresada en un acto de resistencia y defensa de la vida misma.
Una vez la emergencia concluye, las mujeres también son fundamentales en la reconstrucción de sus comunidades y del entorno natural, por tanto, ignorar su presencia es no solo una injusticia, sino también desconocer una fuente importante de resiliencia en la recuperación de las áreas afectadas y la conservación del medio ambiente.
(*) Zarina Méndez es subgerente de Asociatividad y Negocios Verdes de la FAN